martes, 22 de octubre de 2013

CATALUNYA ES TRASLLADA (que se muda, vamos)

El otro día vi un programa en el que se enfrentaban dos familias un tanto diferentes: una familia española, nacionalista y cristiana, y una familia catalana, independentista y homosexual (de primeras, todos vemos la guerra que se avecinaba por momentos). Pues bien, no diré estar en contra de la independencia catalana, supongo que ya son mayores para hacer lo que quieran. Es más, mirad a la pequeña Andorra, entre dos importantes países, tan pequeña y sin completa cabida en la Unión Europea... Pero ahí está, y ahí va a seguir. Y hablan catalán. Oye, y ¿quién nos dice que Cataluña no se separa para aliarse con Andorra? Bueno, cabe como posibilidad. Lo iremos debatiendo.

A lo que iba: no estoy en contra de la independencia; si se mantienen como Estado, pues mira qué bien. Lo que no es plausible es una guerra entre ambas partes (España y Cataluña), que ya bastantes problemas hay aquí como para buscarnos más; no admitiría confrontaciones por parte de Cataluña por creerse mejor y por eso irse, ni de España por creerse "lo más" y obligarlos a quedarse (lo cual fue lo que me transmitió el programa ya mencionado). Porque, presumir, ¿de qué? Hay crisis, hay paro, hay bajos salarios, hay huelgas, hay políticos -quizá me habría de abstener de decir "incompetentes"- incompetentes, etc. Pero, bueno, hay tortilla... y paella... No está mal. Aquí, el que presume, presume de lo que quiere.

Finalmente, concluiré decidiendo estar a favor de la independencia catalana (y luego ya ellos que se apañen), siempre y cuando no haya disputas que nos acarreen más dolor de cabeza, que ya bastante tenemos con lo que hay.

2 comentarios:

  1. Entonces, ¿el único criterio es que no haya lío?

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    1. Sinceramente, no entiendo prácticamente nada sobre política, por lo que yo he intentado dar mi opinión sin tener demasiado en cuenta las reformas que se quieren llevar a cabo. Así que sí, básicamente es eso lo que pienso, aunque supongo que, si fuera catalana, opinaría de otra manera y daría razones sobre la necesidad de que Cataluña se quedase o abandonase el país.
      Pero ¿quién soy yo para decidir? Supongo que, con que la gente esté de acuerdo en el momento en el que la decisión tomada ya se haya asentado, está todo bien (en cambio, ya sabemos que nunca conseguiremos estar conformes).

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