viernes, 1 de febrero de 2013

TRADICIONES PARA TODOS

Hay tantas tradiciones de tantas culturas distintas que podemos encontrar en el mundo… Miles de tradiciones conocidas y sin conocer, aceptadas y sin aceptar, comprendidas y sin comprender. Y aquí va la reflexión de hoy que atañe a todo esto: ¿deben aceptarse cada una de las tradiciones que vayamos a encontrar? Vale. Por mi parte, procuro respetar las tradiciones de cada cual, puesto que no soy quién para juzgar las costumbres que cada uno tiene. Claro está que no todas las entiendo, que incluso me puedan resultar totalmente inmorales, pero, si quiero que respeten mis tradiciones, deberé respetar yo las del resto (siempre y cuando no infrinjan la ley en ningún lugar. Todos de acuerdo en esto, ¿no? Y ahora es cuando todos decís “síííí” al unísono).

Sigamos con un ejemplo: aquí, en España, hay una tradición muy típica con la que cualquiera nos relaciona, una tradición que desde hace mucho tiempo es practicada y que yo aborrezco inmensamente. Esto son las corridas de toros. “Qué guay… Soy un torero que mata toros, y me da igual mi vida porque me vitorean. ¡Qué guay…!”. Ya. A la inmensa mayoría de españoles les parece algo normal, incluso divertido. Pero, si vamos a algún lugar recóndito que desconozca completamente todo esto, es muy probable que no entiendan la gracia de la tradición y que no la acepten, al igual que un español amante de las corridas de toros no aceptaría ni comprendería sus tradiciones.

Con todo esto, quiero llegar a la conclusión de que, según nuestro entorno y lo que nos haya sido inculcado, cada uno tiene sus propias tradiciones y su propia definición de “costumbre moral”, y quiere que esas costumbres sean aceptadas. Por lo tanto, sí, dentro de lo que cabe, habría que respetar las tradiciones del resto al igual que ellos deben respetar  las nuestras.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No entiendo totalmente tu pregunta, pero, bueno, intentaré contestar: lo que entiendo es si debemos aceptarlas, por "macabras" (no se me ocurre una palabra distinta) que sean, si así está escrito en su sociedad, ¿no? Bien. Cada cual tiene sus propias creencias por unas razones u otras, yo no puedo aceptar todas, claramente, pero no puedo hacer nada por cambiar su mentalidad. Por ejemplo: vuelvo a los toros. Yo, por mí, lo quitaba y lo volvía ilegal si en mis manos estuviera, en cambio, no puedo hacer nada, porque en esto cree la gente (en serio, ¿por qué?). Así que, claro que no da igual, pero siempre habrá gente con pensamientos dispares referentes a cualquier costumbre o tradición.

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